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Bisexualidad

Con la letra ‘b’ se escribe balón, bandera, bestia, Bogotá, brindis y buseta. A la mal llamada be larga la suplanta frecuentemente una “ve” enana con la que se escriben victorias y vicios. Ese no es su único inconveniente. Ser esa ‘b’ implica una operación matemática: la multiplicación por dos: Bifocal, bicéfalo, binóculos (no incluir los bizcochos)… y bisexual.

Si se le mira con ese falso corrector moral del prejuicio, la bisexualidad escrita con b que
habla del número dos inspira al menos náusea. Otras letras, que conforman a su vez prefijos, brincan ante su sola mención cual si les salpicaran con aceite hirviendo, y su reacción inmediata es la de arrinconar a la pobre b para que no sea ni tenga ni lo uno y ni lo otro. Es el problema de las etiquetas: la gente duda ante un vino si su etiqueta aparece en chino, tiene un exceso de ‘eses’ o su nombre es desafortunado.

El cuestionamiento es simple: ¿ser bisexual es una aberración? ¿Si alguien muestra interés por personas de ambos sexos definitivamente merece el odio o el calificativo de ‘impuro’?, ¿Acaso existen y son imperativas las categorías de lo absolutamente gay y lo absolutamente hetero como para darnos la lista de contactos que nos indique con quiénes me debo relacionar?

En primer lugar, aunque seamos extraños por una eternidad, compartimos en común la estampa de ‘ser humano’. Con sus honduras y superficialidades hombres y mujeres de todo tipo estamos unidos por ese vínculo. Desconocer la humanidad del otro es un acto de soberbia.

La segunda reflexión al respecto es lo insólito que se ve, dentro del resto de la comunidad LGT, la adopción de una actitud segregacionista, muy al estilo de la racial o económica y demás. Así como se aplaude su lucha para visibilizarse y reconocer sus derechos, genera mucho desconcierto la manifestación de aquellas actitudes contra los cuales habían combatido hacia poblaciones autodenominadas queer o bisexuales. La coherencia en el discurso, especialmente para los activistas, es un lunar por resarcir en su agenda.

Estas consideraciones abren el panorama para derribar algunos mitos sobre la bisexualidad. La vieja discusión de si es una etapa o una orientación sexual. Mientras algunos estudios confirman que la bisexualidad no habla de una transición, la prensa sigue agitando el debate sobre lo contrario. De hecho, las orientaciones sexuales no son definitivas más que cuando se les afirma como convicciones. Aunque sea un debate insalvable, lo cierto es quien no se identifique como homosexual o heterosexual ya cuenta con varias alternativas, entre éstas, la bisexualidad.

Los bisexuales están al tiempo con hombres y mujeres y no aman a nadie. Un temor causado por los homosexuales y lesbianas es la posibilidad de verse traicionados justamente por una persona del sexo contrario.

Por un lado, hay que precisar que todo el mundo falta a los acuerdos de pareja, así que la infidelidad no es un asunto exclusivo de los bisexuales. Pero lo más importante de subrayar
es que el hecho de sentir atracción hacia ambos sexos no habla necesariamente de una simultaneidad en las prácticas al mejor estilo de una opereta pornográfica. Los afectos los despiertan personas y con esas personas se establecen compromisos de todo tipo, desde la clásica monogamia hasta el inquietante poliamor. Cada persona es única y merece tanto amar como ser amada, por lo que afirmar que una orientación sexual y de género ama mejor que otra resulta tan absurdo y fuera de lugar como rascarle las orejas a un sapo. El que un hombre casado mantenga relaciones al tiempo con su pareja y un o una amante sin que ninguna de las dos personas lo sepa refiere más a una cuestión ética que a una definición del comportamiento bisexual.

Los bisexuales son promiscuos. El control sobre el modo y la frecuencia de su vida sexual sólo lo establece cada quien de acuerdo a su escala de necesidades y valores, por lo que atribuir la responsabilidad de la propagación de enfermedades de trasmisión sexual o en la ruptura de muchos corazones a la bisexualidad es igualmente inoficioso.

La bisexualidad también ha avanzado para consolidarse como una opción política. La aparición de colectivos en Estados Unidos, México y Colombia da cuenta del interés por sensibilizar a la comunidad en general acerca no sólo de su existencia sino también de su importancia, así como de la intención de alcanzar un protagonismo en la exigibilidad de derechos. Para el caso de Bogotá, los grupos Dimensión Bi y Sentido Bisexual han dado importantes pasos en esa dirección. La Primera Jornada Distrital sobre Bisexualidad fue el ejemplo de cómo construir agenda pública sobre este tema. Se realizó el 23 de septiembre del año pasado, día en que se conmemora a nivel internacional el orgullo bisexual.

Acá no vamos a hablar de clósets. Las personas que somos bisexuales no estamos encerrados en ninguna parte. Si uno considera que se siente bien en el plano sexual y/o afectivo con personas de ambos sexos, sólo es cuestión de expresarlo y sentirse respaldado con una ‘b’… de bisexualidad.



 "FRESA Y CHOCOLATE" GUÍA SOBRE BISEXUALIDAD
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Colectivo No te prives (Murcia)
Contenido:
Índice
Presentación
Definición de Bisexualidad
Bisexualidad masculina, bisexualidad femenina
Transexualidad y Bisexualidad
Desmontando mitos sobre la Bisexualidad
Bisexualidad y Bifobia
Las tesis de Rinna Rienseld
Algunas Pistas


Varios expertos dan sus lecturas a las causas detrás de esta orientación sexual

La bisexualidad en el siglo XXI merece varias lecturas. Sus símbolos culturales y sociales explican nuestra cotidianidad. El tema presenta aristas complejas. Por ello, presentamos perspectivas que se alejen de la apología o de las posturas fundamentalistas.

Curiosidad vs identidad

Por un lado, la bisexualidad se puede interpretar como un paso de experimentación natural en adolecentes. Así lo considera la psicóloga Mila Moreno quien asegura que "el principal objetivo de la adolecencia es el crear identidad". En esa construcción, los jóvenes -sobretodo los de ahora- viven con una apertura para "probar de todo".

Ahora se ve más

El sociólogo Christian León dice que la bisexualidad no es un tema de esta época. Él asegura que es una orientación que ha estado presente siempre, pero que ahora tiene "expresiones simbólicas, espacios de expresión públicos, prácticas y estéticas que permiten darle un sentido más social". Es decir, siempre existió pero "ahora se ve más que antes".

En ese sentido el considera que la bisexualidad sea también un producto de la crisis de la modernidad donde se replantearon -entre otras cosas- los concepto de hombre y de mujer. "Se empieza a entender que cierta forma de comprender las sexualidades era una construcción cultural que fácilmente puede ser deconstruida bajo nuevo parámetros.
Tabúes rotos

En cambio, el escritor Abdón Ubidia considera los temas bisexuales se ponen de moda a la altura de la decadencia de la cultura. En esos momentos, dice, existe un "aflojamiento de los patrones rígidos que mantienen a una cultura". En ese caso, se da permisibilidad a que nuevos órdenes sexuales aparezcan.

Pero en términos concretos, ¿qué es la bisexualidad? Según la psicóloga Teresa Borja, la bisexualidad es el interés erótico por ambos sexos. Ella considera que todavía hay poco apoyo a esta orientación pues existe una presión por definirse en una u otra dirección (AIV)

Medios normalizan la idea bisexual

César Ricaurte, crítico de medios, considera que la bisexualidad es una orientación sexual que no se define gracias a la cobertura mediática sobre el tema. Él asegura que los medios no tienen la capacidad de modificar conductas y menos aquellas que son de índole sexual. No obstante, sí considera que con el acceso a la información "socialmente se puede normalizar la percepción frente a las conductas sexuales". (AIV)

 

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